
Ante tantas ideas, incertidumbres, canalladas, ..., que día a día agotan mis pensamientos, hoy, sencillamente, no sé que decir.
Podría decir que me siento impotente, incapaz, sin las fuerzas necesarias para sentirme en un mundo más limpio y mejor.
Podría decir que soy un cobarde, intento hacer bien mi trabajo, ser un buen padre, un buen marido, un buen ciudadano del mundo, mas los problemas surgen, crecen, se desbaratan y es muy difícil creer en su solución, al final ¿qué espera la vida de mí cuando no sé que hacer con ella?
En resumen, nazco, crezco y me reproduzco, ¿tan sólo eso?
Mientras mis pupilas ven los desastres de la guerra,
mis ojos las inundaciones, los terremotos, EL HAMBRE.
Mis sentimientos sienten las contradiciones de los sentimientos, siempre encontrados, porque deseamos unos sentimientos acordes con nuestras alegrías y los que tenemos están relacionados con nuestras penas.
Mis oídos escuchan el llanto de las criaturas que están con sus madres, mientras éstas esperan dónde puede caer la próxima bomba, por favor que sea lejos de mi hijo.
Y mis oídos escuchan a los políticos pavonearse con palabras grandilocuentes, sin sentido que de forma sibilina ayudan claramente a los intereses de esas grandes personalidades, ambiciosas, sin escrúpulos, muy inteligentes, siempre en la sombra, que procuran su ensalzamiento a su propio ego llamando bobos a los que no saben salir de su pobreza y su miseria.
Pero todos somos un poco ESO. Porque los que no tienen tanto poder se aferran al poco, al pequeño que ostentan en su vida, bien sea como maridos, como padres, como alcaldes, como bienhechores sociales.
Y es que somos tan poca cosa que enseguida queremos SER, además, hoy en día, para SER hay que TENER.
Y mientras tanto, yo no sé hacerlo mejor, y mi incompetencia afecta a todos los que me rodean. Y se escucha ... Conócete a ti mismo, has de superarte día a día.
Y no paro de conocer a nuevas personas, cada una con su prioridades vitales, todas respetables, aunque cuando son tan importantes que pierden el respeto a la HUMANIDAD, ¿qué podemos esperar?
El botellón es un acto de rebeldía juvenil en contra de lo establecido y en contra de los intereses dinerarios. Pero algunos superan el límite de lo racional. También pasa lo mismo con el SGAE, que permanecen mudos por los pingües y fáciles beneficios que les proporciona la Ley de Propiedad Intelectual. El verdadero artista, la historia lo demuestra, siempre ha querido compartir su arte, sus composiciones, sus pinturas con sus semejantes. De forma natural, no podían evitarlo...
Las grandes personalidades religiosas conocidas, Buda, Cristo, Confucio, ... compartían su filosofía, sus pensamientos con la gente.
Cuando las religiones se convirtieron en sociedades gobernadas por personas muy hábiles y de dudosa clarividencia, ahí se vio la importancia de las riquezas y del poder.
Lo mismo ocurre con los marchantes, los críticos, los músicos o escritores a los que ya les gusta más el dinero.
Ahora querrán hacer lo mismo con internet. Como dice Serrat, algún día habremos de pagar por respirar.
No sé que decir, pero si no me callo continúo.
Tengo tanto que aprender, que madurar, que vivir, que decir.
Este mundo será mejor cuando consiga entenderlo,comprenderlo, sentirlo.
Será mejor cuando olvide los fantasmas que me persiguen día a día: los rencores, las viejas frustraciones, mis objetivos inalcanzados, el querer siempre hacerlo bien todo, con obsesión, no discernir lo importante de lo absurdo, mis buenos pensamientos de mis buenos sentimientos, tolerar que mi oscuridad alumbre mis claras ideas.
Otros días, soy capaz de ver, tocar, oler, oir canciones, buenas acciones humanas, la alegría de una escuela en una aldea del Perú, el intercambio entre niños de distinta raza, el botellón bien entendido, las buenas maneras de los políticos...
Pero hoy quiero reflexionar en lo que me entristece y envilece.
Hay para todos.