martes, 22 de julio de 2008

Una ruta de senderismo informal por tierras de Betanzos, parroquia de Guiliade

Por Guiliade

PENSAMIENTOS PERDIDOS EN UN DÍA DE VERANO





Oliñas veñen, oliñas veñen
Oliñas veñen e van
Canturreaban los cativos mientras las olas juguetonas del mar les envolvían su pequeño cuerpo.

El día era francamente ventoso, mas donde estábamos, una pequeña cala de la playa, el viento tan solo acariciaba la piel como si a un oso de peluche tratase.

Me hacían gracia esos tres hermanos con el mismo modelo de bañador, mientras sus padres, en pequeños arrumacos, presagiaban una romántica noche de amor.

Y no eran los únicos: a mi izquierda, dos hermanos jugaban con su hermana mientras sus padres susurraban …

Otro padre, más allá, se prestaba a que su hija utilizase su espalda como grupa de un caballo, y … ¡vaya, como corría!

Y mientras el mar en su plenitud me hablaba y cuanto más le escuchaba más imponente e inmenso se me aparecía.

El sol brillaba en su espejo azul y la espuma blanca me quería contar algo sobre la libertad ..

Y ahora los niños siguen jugando y ya nadie se baña.

De repente, me acuerdo de Endesa y el poder que sobre el agua compró en Chile y su anuncio televisivo relacionado con el medio ambiente, y a continuación, recuerdo a los policías corruptos de Coslada y de otros pueblos de Madrid.

… mis pensamientos son interrumpidos por un padre que pregunta si su hijo molesta y, rápido, una madre contesta que está deshaciendo el trabajo en la arena de sus hijos; el padre increpado habla con su hijo y finalmente se lo lleva. Otra vez fomentando el individualismo. Por si fuera poco, a los otros padres les parece, una vez marcharon los molestos, que no se disculpó aquel padre suficientemente.

Y mis pensamientos que se agolpan con las reivindicaciones de SOS COUREL, que dejan en entredicho la buena voluntad de los políticos, sean quienes sean, e Irak, el petróleo, el Sr. Bush que ha favorecido a sus amigos después de habernos mentido descaradamente, y otra vez la hipocresía rindiendo pleitesía al más fuerte.

Me preocupa el estado israelí, el palestino inexistente, y los cedros del Líbano que no oyen la paz definitiva: poco homenaje me parece para el gran poeta finado Khalil Gibran.

Y mientras falta el dinero, cuanto más se gana menos hay, y si no se gana, que me pillen confesado.

La pareja de mayores en una roca realizan malabarismos para no caerse, pero se ríen y disfrutan como niños.

Y yo piensa que te piensa en el final de mes, en el trabajo que se acaba para iniciar las vacaciones y en esas operaciones que no se deciden, en esos concursos que me tienen en vilo, en la búsqueda incesante de la mejora continua profesional, la que por mucho que me esfuerzo nunca consigo superar, porque nunca se llega a la perfección.

Y me empapo del verde y el azul del paisaje.

Y me imagino a las trabajadoras del GADIS en su implacable jornada laboral y en la necesidad de muchas, y menos muchos, de realizar horas y horas en un trabajo mal pagado, para apenas resistir los gastos mensuales de primeros de mes. Y de paso me imagino a quienes se preocupan de tonterías diarias pues disponen del tiempo y no les falta dinero.

Y sé de gente que vive muy bien, yo entre ellos, y que no se merecen el dinero que ganan y el tiempo libre del que disponen a base del esfuerzo, sacrificio y mal vivir de muchos que les pagan el sueldo sin quejarse, aunque deberían hacerlo, y aquí no puedo incluirme por mi exiguo potencial económico.

Y los niños vuelven a bañarse.

Me cansé de pensar, pero reservo unos segundos para pensar en mi mujer, hoy trabaja y, ciertamente, la echo de menos. Me imagino que hasta leyendo una revista me siento mucho mejor cuando ella se encuentra a mi lado. Y de paso pienso en mis hijos que ya, mayores, no están conmigo. Me alegro por su independencia, disfruto de mi soledad, pero ¡qué rápido se me han ido!, ¡qué velocidad en su autosuficiencia!, …, y ahora el tiempo transcurre inmediato, los años me parecen meses y los meses días, los días horas y las horas, ya está, me tengo que ir …

Y un tema importante: resulta que cuando me baño en el mar y me lavo la cara con el agua salada, siento las arrugas de mi frente al tacto de los dedos de mis manos, y noto que el tiempo me marca el rostro y me indica que ya me queda menos para disfrutar de este mundo, y debo aprovechar los regalos que cada día me traigan la naturaleza y la mayoría de las personas que conozco. Otras no me traen regalos, como poco: disgustos.

Pero estoy aquí, me siento vivo, y seguiré disfrutando con el sol, con el amor y con el senderismo.