domingo, 30 de noviembre de 2008

CAMINANTA Y SENDERISTO, una historia para contar a los nietos

Senderisto es animoso, alegre, dicharachero, un poco solitario y a veces tímido para muy pocas cosas.

Sus amigos siempre le reservan el mejor sitio porque sus historias son muy divertidas, algunos se las creen, otros nada de nada, pero sin lugar a dudas es muy gracioso.

---X---

Caminanta se fijó en él en una excursión. No pudo remediar la atracción irresistible que sintió…

Su vida había sido un regalo hasta que su Fermín falleció: un día dijo que iba a dar una vuelta y ya no volvió. Quienes lo encontraron contaron que su cara era extrañamente feliz y su sonrisa placentera. Apareció en un parque sentado debajo de un gran abedul y con dos perros pequeños a su lado. El médico diagnosticó un derrame cerebral fulminante.

Caminanta a partir de entonces vivió de amor por Fermín, su Fermín del alma que tan dichosa le había hecho… Y vivir de amor es una pesada carga en los bajos momentos…

Caminanta es pequeña, regordeta, de unos cincuenta y sieta años, su mirada encantadora entusiasma a sus clientes porque es panadera. Muchas veces recuerda sus tiempos mozos en Sarria en donde aprendió el oficio y, ciertamente, donde supo lo importante que es ser senderista. Fue la primera vez que se enamoró de un desconocido. Cuando apareció por la puerta de la panadería un elegante senderista, muy amable, todo un señor, acompañado de hombres y de mujeres andariegos, alegres, habladores y con ganas de vivir la vida. Nunca más volvió a verlo pero cuando se mudó y puso su propio negocio consiguiendo librar, al menos, los domingos se animó a inscribirse a una excursión cuando leyó un cartel pegado en un portal de su barrio.

Caminanta Ancareña do Río no tuvo marido, ni hijos, ni suegra a quien aturar, pero siempre fue muy romántica y siempre deseó conocer a su media naranja.

Por eso algo restalló en su corazón cuando apareció subiendo las escaleras del bus nuestro amigo Senderisto con sus ojos azules del mar y su sonrisa despistada de intelectual perdido.

Sus miradas se cruzaron un mínimo instante: fuego incandescente, sentimientos ardientes… De inmediato, sintió cada uno la timidez del niño descubierto en una de sus interminables travesuras.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Una historia más ...

Senderisto sintió daño en los ojos cuando en el horizonte vio como serpenteaba por la cresta de las montañas una línea de color blanco que hería el paisaje bello, verde, amarillo y azul …

Senderisto es muy querido en su barrio, con sus botas, su bastón y su gran nariz. Suele llevar una gorra que le cubre su pelo canoso, muy canoso, y sus pequeñas orejillas.

Sus ojos son azules como el mar y su boca grande, mejor dicho, es su sonrisa la que llena su figura.

Las niñas y los niños le rodean y le preguntan qué tal está y qué tiempo va a hacer. Y Senderisto les mira con dulzura y bromea con ellos diciéndoles que la noche que sientan al viento quieto, que sientan su nariz fría y al cielo muy blanco, mientras su abuela mira a través de la ventana y gira su cabeza de un lado a otro y les hable de su abuelo, en paz descanse, con el que ya no puede salir a pasear y cuánto le echa de menos, entonces nevará.

Senderisto Iar Courelao tiene ya setenta y dos años, pero los lleva muy bien. Hace mucho tiempo le escribieron una carta de amor y su amada le decía que lo amaba y que su corazón era una esmeralda muy brillante de esperanza y sus manos unos rubíes maravillosos de pasión, y sus ojos poesía marinera, y sus pies una legión de senderistas unidos por amor. Senderisto amó mucho a esta mujer mas no se creía merecedor de ella, tanto la quería, que decidió desaparecer del pueblo en el que los dos vivían …

sábado, 22 de noviembre de 2008

NUEVA CANCIÓN SENDERISTA

Si tuviera a un senderista que cantar,
Cantaría a María Hermida,
Cantaría a Juliño
Por sus brebajes de anís.

Senderista en el camino,
Amante de la libertad
Y un corazón
Que colma de amor y de paz.

Si tuviera a un senderista que escuchar
Escucharía a Feli, Serafín y Lola
Escucharía a Almudena
Por el camino sin fin.

Senderista en el camino,
Amante de la libertad
Y un corazón
Que colma de amor y de paz.

Si tuviera un camino que compartir
Lo compartiría con Ricardo,
Lo disfrutaría con Güille y con Dant
Por un sendero feliz.

Senderista en el camino,
Amante de la libertad
Y un corazón
Que colma de amor y de paz.

Si tuviera a un senderista que amar,
Os amaría en la mañana,
Os amaría en la ruta
De la inmensidad

Senderistas yo os quiero
Hermanos de la solidaridad,
Somos los rebeldes
De un mundo Libre y Natural.

¡Oh! Senderista, ¡oh! Senderista
¡Oh! Senderista
Vamos a cantar.




(Para cantar con la música de la canción de Víctor Jara "Si tuviera un martillo".)