La noche se hizo larga; observaba mis pensamientos vagar mientras estaba rodeado de muchas personas en las urgencias de un hospital.
Caso atípico: el que venía escupiendo en el suelo cuando pasabas, dicen que se había bebido una botella de amomiaco.
Minutos de espera interminable, me acuerdo de las montañas de O Courel, de la vista desde el Montefaro de Ares y del discurrir de los ríos gallegos, cada vez menos limpios, cada vez más opacos.
¡Cómo echo de menos el senderismo!, ¡y cómo a sus senderistas!
Hasta las vueltas de noria en autobús por las calles de Lugo me apasionan.
Y qué decir de la última subida de la Ruta das ribeiras de Lugo, todo un reto senderista para muchos de nuestros amigos.
Y pasan las doce y la una, mas no suena a canción de Sabina.
Y mañana que voy a Santiago y me muero de sueño ...
He de esforzarme e imaginar las olas bravas del mar arisco de espuma blanca.
Y de los torrentes cantarines del Mácara,
mientras también observo las alturas "levadeiras" desde Barbantia y las peñas sagradas del Monte Pindo.
Cuando al final llego a ti, FISTERRA, para sentirme orgulloso de formar parte de la Comunidad del Sendero,
Y lejos de las atroces catacumbas de aquel que algunos llaman el CHICO,
el que no se jubila ni a la de tres,
el que se desayuna con palabras de insensatez y hechos de perogrullo,
el que idealiza un mundo de ideas propias desprovisto de pensamientos ajenos,
el que en su condición de fariseo, predica la moral de doble rasero a los samaritanos buenos.
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